23 de abril de 2012

SEMINARIO


ENFERMERÍA EN CUIDADOS PALIATIVOS: HOSPITALIZACIÓN
DURANTE LOS ÚLTIMOS DÍAS DE VIDA.



Para la Organización Mundial de la Salud (OMS), los Cuidados Paliativos se definen como
el cuidado activo total de los enfermos cuya enfermedad no responde al tratamiento curativo

Los cuidados paliativos procuran conseguir que los pacientes dispongan de los días que les resten conscientes y libres de dolor, con los síntomas bajo control, de tal modo que los últimos días puedan discurrir con dignidad, en su casa o en un lugar lo más parecido posible, rodeados de la gente que les quiere
Los cuidados paliativos ni aceleran ni detienen el proceso de morir.

La agonía es la fase más dura y delicada de todo el proceso de la enfermedad terminal, pues significa que está muy próxima la muerte, ese acontecimiento inevitable a todos los seres humanos. Se llega a ella tras un deterioro muy importante del estado general y una disminución del nivel de conciencia de las funciones superiores intelectivas.


Si hay una cuestión inquietante que los familiares preguntan con insistencia es precisamente ésta: ¿Y cómo será el final? Los familiares desean saber los acontecimientos que pueden suceder y la forma en que los podrán hacer frente.

La enfermera es el miembro del equipo sanitario más próximo y en estrecho contacto con el individuo y su núcleo familiar; sobre todo, en fase de enfermedad, debe asumir también los cuidados que precisen en el final de la vida.
Los principales objetivos que debe tener la enfermera en su atención a pacientes en fase terminal son los siguientes:

· Proporcionar todos los cuidados consiguiendo la mayor de calidad de vida para él y sus allegados.
· Valorar las alteraciones en la calidad de vida provocadas por la enfermedad y su tratamiento, procurando el mayor equilibrio físico, psíquico y ambiental del enfermo.
· Aconsejar y educar a la familia y al paciente sobre la dieta, medicamentos, higiene, cambios posturales, ayudándoles a prevenir y sobrellevar los momentos de crisis.


El profesional debe ser competente, con calidad humana y sentido común, capacitado para la comunicación, capaz de ayudar al paciente a enfrentarse con su muerte. Debemos promover la humanización de la asistencia en los aspectos técnicos y relacionales para tratar al paciente como ser humano, realizando unos cuidados individualizados, ya que cada persona es única e irrepetible.


BIBLIOGRAFÍA: Tizón E, Vázquez R. Enfermería en cuidados paliativos: hospitalización durante los últimos días de vida. Enfermería Global. 2004; 5: 1-32. 

20 de abril de 2012

TEMA 15


ACTIVIDAD COMUNITARIA DE UN SERVICIO DE GERIATRÍA HOSPITALARIO: UN EJEMPLO DE COORDINACIÓN ENTRE ATENCIÓN PRIMARIA Y ESPECIALIZADA

El objetivo primordial de la medicina geriátrica es la detección precoz, prevención y tratamiento de la incapacidad funcional como principal manifestación de la enfermedad en el anciano y, en última instancia, cuando lo anterior no es posible, la minimización de sus consecuencias con el fin de que el anciano permanezca en su domicilio con la mejor calidad de vida posible.

Para llevar a cabo dichos objetivo,s la geriatría requiere diferentes niveles de intervención sanitaria adecuados a las distintas fases de la enfermedad en el anciano y grado de incapacidad, tanto en el ámbito comunitario como hospitalario.



Como para cualquier grupo de población, la atención primaria de salud (APS) atiende y resuelve la mayor parte de los problemas de salud de la población anciana. Sin embargo, las características de la enfermedad en el anciano hacen que la deseada coordinación entre APS y el hospital sea más necesaria en este grupo de población.

La actividad presentada corresponde a la de un equipo especializado integrado en un servicio de geriatría hospitalario y con una actividad comunitaria de apoyo a la atención primaria. Su labor asistencial en domicilio, dirigida a la valoración y posterior atención de ancianos frágiles con incapacidad funcional que les limita salir de su domicilio, se complementa con la función de coordinación entre la atención sanitaria comunitaria y la hospitalaria. La coordinación es bidireccional, intentando favorecer tanto el acceso a recursos humanos y técnicos hospitalarios de pacientes geriátricos que lo requieran, así como facilitar la continuidad de cuidados desde el hospital a la comunidad.



El éxito o fracaso de estos equipos viene determinado por 4 factores determinantes:

-          Su composición,
-          Especialización de sus integrantes
-          Su ubicación
-          La capacidad de coordinación con atención primaria.
Estos factores son los que en última instancia repercuten en su capacidad para resolver los problemas asistenciales planteados en la atención al paciente geriátrico en la comunidad.


La composición multidisciplinaria (médico, enfermera y trabajadora social básicamente) por personal especializado en geriatría, así como su implicación directa en los cuidados domiciliarios, determinan su eficacia y favorecen la confianza de los profesionales de primaria en la intervención y plan de cuidados establecido.



BIBLIOGRAFÍA: Baztán JJ, Gil L, Andrés E. Actividad comunitaria de un servicio de geriatría hospitalario: un ejemplo práctico de coordinación entre atención primaria y especializada.  Aten Primaria. 2000;26 (6):374-82.

12 de abril de 2012

TEMA 14



IMPLANTACIÓN DE UN PROGRAMA DE MEJORA DE LA ADHERENCIA AL TRATAMIENTO EN PERSONAS MAYORES INSTITUCIONALIZADAS




Las personas mayores están particularmente predispuestas a la baja adherencia al tratamientodebido al gran número de fármacos que suelen tener prescritos y los déficits comunes en destreza física, déficits cognitivos y memoria. De hecho, actualmente, la OMS lo considera un tema prioritario de salud pública.

La adherencia se define como la decisión del paciente de aceptar y seguir las instrucciones para la toma de la medicación prescrita. Este término tiene un aspecto positivo de compromiso y refleja un mayor sentido de autonomía del paciente en la elección y el mantenimiento del régimen terapéutico

Para la valoración de la adherencia se han descrito numerosos métodos, pero por las características de la población deben seleccionarse aquellos que puedan aplicarse de forma sencilla a grandes colectivos. Se ha demostrado que la adherencia mejora mediante una conversación con el paciente donde se da información sobre su medicación y su enfermedad se le ofrece apoyo y supervisión, y mediante actuaciones que faciliten la adherencia.

Las técnicas educativas pretenden modificar actitudes y conductas para adquirir pautas de comportamiento beneficiosas para su salud. El conocimiento del paciente de su enfermedad y la terapéutica puede favorecer la adherencia a largo plazo.

Por tanto, establecer una relación de compañerismo con el paciente en la que la decisión se adopte de forma conjunta contribuye a la adherencia. Para que el mensaje tenga eficacia es necesario que se utilicen todos los recursos habituales de la comunicación: oral, escrito y visual y es necesario asegurarse de que el paciente ha comprendido después de la transmisión de la  información.

Hoy en día es evidente que los programas preventivos en los ancianos podrían ser incluso mucho más eficaces, con ahorro de costes, que en los jóvenes. En los más ancianos, el llevar a cabo medidas de prevención puede limitar la enfermedad y con ello la discapacidad y la dependencia.



BIBLIOGRAFÍA: Pastor IP, Ortiz de Urbina V, Pérez  I, Quintana I, Moreno A, Martínez M. Implantación de un programa de mejora de la adherencia al tratamiento en personas mayores institucionalizadas. Farm Hosp 2007; 31: 106-111. Disponible en: http://www.elsevier.es/sites/default/files/elsevier/pdf/121/121v31n6a13118161pdf001.pdf


3 de abril de 2012

TEMA 13


PREVALENCIA DE LA INCONTINENCIA URINARIA EN PERSONAS MAYORES DE 64 AÑOS EN GALICIA



La incontinencia urinaria (IU) viene definida como la pérdida involuntaria de orina que genera problemas sociales y/o higiénicos y es demostrable objetivamente. Constituye un auténtico problema de salud pública por su frecuencia y su repercusión desde el punto de vista médico, social y económico.

La incontinencia forma parte de los grandes síndromes geriátricos, constituyendo una causa de incapacidad y de deterioro de la calidad de vida. El proceso de envejecimiento conlleva la presentación de una serie de cambios morfológicos, funcionales, psicológicos y sociales que condicionan una menor efectividad de los mecanismos de continencia y el consiguiente aumento de la prevalencia de IU con la edad.

Según el estudio, la prevalencia de IU es del 31,14%, mayor en mujeres respecto a los hombres. Pese a estas cifras de prevalencia y el deterioro que la incontinencia genera sobre la calidad de vida, es sorprendente el bajo índice de consulta, ya que sólo un tercio de los ancianos incontinentes consultan al médico sobre este problema, influyendo en ello factores individuales, socioculturales y puramente asistenciales.

Es importante destacar que los fármacos desempeñan un papel etiológico considerable en la pérdida de la continencia urinaria, especialmente en el anciano frágil.

La incontinencia más común en el anciano es la incontinencia de urgencia, cuando los escapes de orina van precedidos de una necesidad imperiosa o urgente de orinar. La micción es de escaso volumen. se produce por contracciones del detrusor que superan en intensidad la presión intrauretral.

El diagnóstico precoz y el tratamiento de la IU deberían ser una prioridad sanitaria, ya que la importancia de los resultados en cuanto a prevalencia y calidad de vida, incluso no teniendo en cuenta el coste económico, evidencia que es un problema de salud de gran importancia y que se puede tratar para conseguir que los pacientes mejoren en su calidad de vida y nivel de salud.



BIBLIOGRAFÍA: 
Dios JM., Rodríguez M., Martínez JR., Rodríguez C., Melero M., García JR. Prevalencia de la incontinencia urinaria en personas mayores de 64 años en Galicia.  Gac Sanit (Barc). 2003; 17 (5). Disponible en: http://scielo.isciii.es/scielo.php?pid=S0213-91112003000500010&script=sci_arttext

Salinas Casado, J., Díaz Rodríguez, A., Brenes Bermudez, F., Cancelo Hidalgo, M J., Cuenllas Díaz, A., Verdejo Bravo, C. Prevalencia de la incontinencia urinaria  en España. UROD. 2010;23(1):52-66. Disponible en:  http://www.sinug.org/documentacion/articulos/enero2010_7.pdf

 Tratado de Geriatría para residentes [Internet]. Madrid: Sociedad Española de Geriatría y Gerontología [acceso 3 de Abril de 2012]. De Verdejo C. Incontinencia y retención urinaria. Disponible en: http://www.segg.es/download.asp?file=/tratadogeriatria/PDF/S35-05%2014_II.pdf

2 de abril de 2012

TEMA 12


DISFAGIA OROFARÍNGEA EN EL ANCIANO

La disfagia es uno de los síndromes geriátricos menos conocidos, a pesar de su enorme impacto en la capacidad funcional, la salud y la calidad de vida de los ancianos que la padecen. 



Es un síntoma que se refiere a la dificultad o malestar para mover el bolo alimentario desde la boca al estómago. Un reciente estudio europeo ha demostrado que afecta en diferentes grados hasta al 56- 78% de los ancianos institucionalizados. Los ancianos frágiles y los pacientes ancianos con enfermedades neurodegenerativas o con antecedentes de AVC constituyen un colectivo muy vulnerable a padecer disfagia.



La disfagia del anciano puede producirse por una amplia variedad de alteraciones estructurales que afecten la anatomía de la orofaringe durante la deglución o que obstaculicen el paso del bolo, o más frecuentemente por alteraciones funcionales que alteren la propulsión del bolo o endentezcan la velocidad de diferentes reflejos orofaríngeos imprescindibles para la deglución.

La gravedad de la disfagia orofaríngea puede variar desde una dificultad moderada hasta la imposibilidad total para la deglución, y va a causar dos grupos de complicaciones de gran trascendencia clínica:

a) Si se produce una disminución de la eficacia de la deglución el paciente va a presentar desnutrición y/o deshidratación.

 b) Si se produce una disminución de la seguridad de la deglución se va a producir un atragantamiento con obstrucción de la vía aérea o más frecuentemente una aspiración traqueobronquial que puede ocasionar una neumonía en el 50% de los casos con una mortalidad asociada de hasta el 50%.

  
El diagnóstico y el tratamiento de la disfagia orofaríngea requieren un abordaje multidisciplinario. El equipo multidisciplinario de disfagia debe incluir conocimientos de diferentes dominios profesionales: enfermeras, logopedas, gastroenterólogos, ORL, neurólogos, médicos rehabilitadores, cirujanos, dietistas, nutricionistas, radiólogos, geriatras, etc.

El objetivo del tratamiento de la disfagia orofaríngea en el anciano es el mantenimiento de la vía oral mientras sea posible, mantener el estado nutricional y evitar las complicaciones respiratorias.


Las estrategias de tratamiento de la disfagia orofaríngea se agrupan en cuatro grandes grupos que pueden aplicarse secuencialmente en el tratamiento de cada paciente:
1. Estrategias posturales
2. Cambios de volumen y viscosidad del bolo.
3. Estrategias de incremento sensorial oral
4. Praxias neuromusculares
5. Maniobras deglutorias específicas.






BIBLIOGRAFÍA: Clavé P, Verdaguer A, Arreola V. Disfagia orofaríngea en el anciano. Med Clin (Barc). 2005; 124(19):742-8. Disponible en:  http://www.elsevier.es/sites/default/files/elsevier/pdf/2/2v124n19a13075447pdf001.pdf

27 de marzo de 2012

TEMA 11


CAIDAS EN EL ANCIANO

La Organización Mundial de la Salud (OMS) define caída como la consecuencia de cualquier acontecimiento que precipita al paciente al suelo, contra su voluntad. Junto con la inestabilidad, constituye uno de los grandes síndromes geriátricos.

Las caídas, especialmente si se repiten, deben considerarse como indicadoras de una situación de fragilidad o de tendencia a la discapacidad, son tanto el resultado como la causa de diversos trastornos.

Los factores causantes de una caída pueden ser intrínsecos (relacionados con el propio paciente) o extrínsecos (derivados de la actividad o del entorno).

Dentro de los factores intrínsecos de una caída, se incluyen:
      Alteraciones fisiológicas relacionadas con la edad
      Enfermedades tanto agudas como crónicas
      Número y tipo fármacos que consume.

Respecto a los factores extrínsecos hay que tener en cuenta el entorno o ambiente en que se mueve el anciano, así como su nivel de actividad. Entre las que más frecuentemente se asocian a caídas figuran levantarse y meterse en la cama, sentarse y levantarse de la silla y subir y bajar escaleras.

El riesgo de caída se incrementa conforme aumentan los factores de riesgo, aunque debemos saber que son los factores intrínsecos los más importantes en la génesis de una caída

Una de las consecuencias no derivadas directamente de las lesiones producidas en la caída, pero que afecta a la persona mayor y su entorno, es el denominado Síndrome post-caída.

El síndrome post -caída, tras sufrir esta o no, incluye tanto el miedo a padecer una nueva caída, como la pérdida de confianza para desarrollar una determinada actividad sin caerse, así como la disminución de la movilidad y de la capacidad funcional.

Según diversos estudios, entre un 20 y un 46% de las personas mayores que no han sufrido ninguna caída y entre el 40 y el 73% que sí la han sufrido, manifiestan miedo a caerse.

Para la resolución de este problema se debe plantear una propuesta de actuación que ayude a superar el miedo. En primer lugar es fundamental la motivación del paciente y la explicación de la acción que deberá llevar a cabo. Es necesario proporcionar información continua de sus éxitos, esfuerzos y capacidades, rechazando las minimizaciones que haga de sus logros y estimulándole a que se evalúe deforma más realista, valorando los éxitos que va obteniendo.

Con ayuda de una buena terapia conseguiremos:
— Su correcta recuperación física
— El evitar las complicaciones inherentes a la inmovilidad
— La independencia funcional
— El mantenimiento de sus relaciones familiares y sociales
— Buscamos por tanto, el mantenimiento de la calidad de vida.



BIBLIOGRAFÍA:
Lázaro del Nogal M. Caídas en el anciano. Med Clin (Barc). 2009;133(4):147–153. Disponible en: http://www.elsevier.es/sites/default/files/elsevier/pdf/2/2v133n04a13139248pdf001.pdf

Parrilla F.M, Vargas D.A, Cárdenas D.P, Martínez S, Díaz M.A, Cárdenas Cruz A. Factores de riesgo, precipitantes, etiología y  consecuencias de las caídas en el anciano. Medicina de Familia 2004; 1: 31-34. Disponible en:

Gandoy M, Lopez A, Varela N, Lodeiro L, López M, Millán J.C. Manejo del síndrome post-caída en el anciano. Clínica y Salud, 2001, vol. 12 n°. 1 - Págs. 113-119. Disponible en: http://redalyc.uaemex.mx/redalyc/pdf/1806/180618320006.pdf

20 de marzo de 2012

TEMA 10


DETERIORO COGNITIVO Y RIESGO DE CAÍDA EN EL ANCIANO



En el deterioro cognitivo leve y en la demencia, incluso en estadios precoces y en ausencia de signos neurológicos, el riesgo de caída está aumentado. La incidencia de caídas es dos o tres veces mayor en ancianos con demencia que en aquellos sin deterioro cognoscitivo.


En estos momentos la función de  la deambulación más que un acto motor automático se considera un acto motor complejo  que depende de la interacción coordinada de múltiples sistemas y en el que la función cognoscitiva jugaría un papel clave en su regulación, fundamentalmente en ancianos.

Clásicamente los trastornos de la marcha en pacientes con  demencia se han relacionado con las fases avanzadas de la enfermedad, sin embargo en los últimos años diversos estudios han demostrado que las alteraciones en el control cortical de la marcha y de ciertas deficiencias motoras eran uno de los signos precoces de enfermedad de Alzheimer y demencia no Alzheimer.


El estudio de un anciano con caídas debe evaluar diversos aspectos desde antecedentes de caídas, enfermedades, medicación, fuerza muscular, agudeza visual, hasta  realizar una adecuada revisión de calzado y pies. 

En los ancianos  con deterioro cognoscitivo y alteraciones sutiles de la marcha su detección puede ser difícil, utilizando para ello  pruebas duales que consisten en medir  el efecto de una carga cognitiva en la ejecución de la marcha, basado en las relaciones neuroanatómicas y funcionales que explican la asociación entre la marcha y la cognición; un ejemplo sencillo sería contar o hablar simultáneamente mientras se camina. 

Se ha comprobado como los ancianos que presentan una función ejecutiva más deteriorada, puesta de manifiesto con estas pruebas duales, tienen una mayor probabilidad de caerse. Por todo ello algunos autores  proponen asociar a la valoración tradicional de un anciano con caídas, las pruebas duales, sobretodo  asocia deterioro cognoscitivo.

Existe poca evidencia científica sobre la intervención en estos pacientes, recomendando la Vitamina D, ejercicio físico y entrenamiento en pruebas duales.



BIBLIOGRAFÍA: Casas Herrero A., Martinez Velilla N., Alonso Renero F.J. Deterioro cognitivo y riesgo de caída en el anciano. Rev Esp Geriatr Gerontol.2011; 46(6):311-318.

19 de marzo de 2012

TEMA 9

HIPERGRANULACIÓN EN HERIDAS CRÓNICAS: UN PROBLEMA OCASIONAL PERO NO INFRECUENTE

El termino hipergranulación se describe como el crecimiento exuberante y desmesurado del tejido de granulación durante la fase proliferativa del proceso de cicatrización.  Un crecimiento anómalo que rebasaría los bordes de la herida y que impediría la correcta epitelización y entrada de la lesión en fase de maduración.


La hipergranulación es problema ocasional pero no infrecuente. Ocurre en heridas que incluyen incisiones y heridas posquirúrgicas, los estomas (gastrostomías, traqueostomias, etc) y las heridas crónicas.
El objetivo de este artículo es hacer una búsqueda bibliográfica sobre hipergranulación en heridas. Son pocos los artículos y citas bibliográficas que hablan sobre este tema, debido a que la hipergranulación no causa molestias, ni supone un riesgo inmediato para el bienestar del paciente.

El mecanismo fisiopatológico de la hipergranulación parece deberse a una excesiva y prolongada respuesta inflamatoria. Esta respuesta podría ser debida a diversos agentes, como presencia de cuerpos extraños: suturas, restos de gasas, sondas de gastrostomía, cánulas de traqueostomía o catéteres suprapúbicos (por fricción constante en el punto de inserción); aunque en heridas crónicas aparece sin la presencia de ellos. Otro mecanismo causante podría ser el exceso de humedad en el lecho lesional. Donde parece existir un mayor consenso es  en la hipótesis de  la infección o elevada carga bacteriana como desencadenante de la hipergranulación.

Es importante diferenciar, en caso de heridas crónicas, la hipergranulación de un proceso denominado “úlcera de Marjoli”, que se trata de la malignización de una úlcera; por lo tanto cuando nos encontremos una herida de larga evolución  en la que aparecen signos de hipergranulación, sangrado, o escasa o nula tendencia a la cicatrización, sería necesaria una biopsia para descartar este proceso que en muchos casos es debido a un carcinoma celular escamoso.
Las opciones terapéuticas se basan en dos pilares, por un lado la disminución de la respuesta inflamatoria (nitrato de plata, exeresis del tejido de hipergranulación, corticoides, imiquimod, laserterapia y crioterapia) y eliminación de la posible etiología responsable (infección o elevada carga bacteriana, exceso de humedad, cuerpo extraño, fricción de sonda estomal).

El autor, como conclusión y ante la escasez de trabajos de investigación, propone  el método menos traumático posible en función del tipo de hipergranulación, reservando las opciones más traumáticas para los casos de mayor gravedad.

BIBLIOGRAFÍA: Chaverri Fierro D.  “Hipergranulación en heridas crónicas: un problema ocasional pero no infrecuente.” Geronkomos. 2007; 18 (3): 150-154.
Disponible en: http://scielo.isciii.es/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1134-928X2007000300006







16 de marzo de 2012

TEMA 8



INMOVILIDAD EN EL ANCIANO: CAUSAS, CONSECUENCIAS Y TRATAMIENTO.


El síndrome de inmovilidad comprende la reducción de la capacidad para desempeñar las actividades de la vida diaria por deterioro de las funciones relacionadas con el sistema neuro-músculo-esquelético, con la afectación particular de la movilidad como función física imprescindible para la independencia del individuo.


Se estima que en personas mayores de 65 años el 18% tiene problemas para movilizarse sin ayuda y a partir de los 75 años más de la mitad tiene dificultades para salir de casa, estando un 20% confinado a su domicilio.

Los sistemas más afectados por la inmovilidad son el cardiovascular y el musculoesquelético. En ellos y en el resto de sistemas se aprecian cambios que, a su vez, contribuyen a perpetuar el síndrome.

  • Sistema cardiovascular: los cambios fisiopatológicos se observan al cabo de pocos días en el caso de los ancianos. Existe alteración del flujo sanguíneo, intolerancia al ejercicio y riesgo de desarrollar complicaciones tromboembólicas.
  • Sistema musculoesquelético: Se observa atrofia muscular de predominio en músculos flexores y en EEII (extremidades inferiores), disminuye la masa ósea, aparecen contracturas musculares y osificaciones heterotópicas de predominio en zonas proximales articulares. Las articulaciones más afectadas por la inmovilidad son el tobillo (desarrollo de pie equino) y cadera (flexo).


La evaluación cuidadosa del paciente inmóvil está dirigida a la identificación de las posibles causas, a determinar el grado de discapacidad del paciente mediante instrumentos evaluativos y a la planificación de objetivos terapéuticos. Una anamnesis y un examen físico adecuados orientarán acerca de las causas y las consecuencias, con la ayuda de los exámenes complementarios que se consideren en cada caso particular

Una vez valorada la situación de inmovilidad del paciente se realizará un plan de actuaciones que incluya: Tratamiento etiológico, plan de rehabilitación, ayudas técnicas para la movilización (bastón, muletas, andador), modificaciones ambientales (eliminación de barreras arquitectónicas) y prevención de las complicaciones asociadas

El síndrome de inmovilización, cuando se establece, requiere de un trabajo de equipo para su tratamiento, donde resulta muy importante la cooperación del paciente y sus familiares, así como la labor de médicos, enfermeras y personal asistente.



BIBLIOGRAFÍA: Romero A.J, Álvarez  M, Hernández L. Inmovilidad en el Anciano: causas, consecuencias y tratamiento. Rev. Asoc. Colomb. Gerontol. Geriatr. 2007; 21 (3): 1063- 1069. Disponible en: http://www.acgg.org.co/pdf/pdf_revista/2007/21-3.pdf#page=25


15 de marzo de 2012

TEMA 7


CONTROL FARMACOLÓGICO EN EL PACIENTE ANCIANO/PACIENTE CON PLURIPATOLOGÍA

 El dolor —según la International Asociation for the Study of Pain (IASP)— es definido como una experiencia sensorial o emocional desagradable, asociada a daño tisular real o potencial, o bien descrita en términos de tal daño.


La asociación dolor-vejez es un binomio que se asocia con gran frecuencia.
El dolor como sensación subjetiva va a estar influenciada por la edad, el género, la presencia de patologías acompañantes, la existencia de alteraciones del estadio de ánimo y por gran cantidad de factores psicosociales. Esta patología se va a acompañar de importantes repercusiones en la realización de actividades de la vida diaria y en la propia calidad de vida.

La presencia de dolor moderado-severo afecta al 75% de los mayores de 77 años y en el 68% de los mayores de 65 años. El 93% de los ancianos no están satisfechos con  el control del dolor.

Las consecuencias que el dolor, y sobre todo el mal control del dolor, va a tener sobre la población anciana son múltiples y entre ellas se encuentran la depresión, el aislamiento social, las alteraciones de la marcha y del ritmo vigiliasueño y una mayor utilización de los diferentes recursos sanitarios

La valoración del dolor debe ser definida como el quinto signo vital. Es decir, en todo paciente anciano debemos recoger datos sobre la tensión arterial, la temperatura, la frecuencia cardíaca, la frecuencia respiratoria, y además recoger la presencia y cuantificar la existencia de dolor.

Son múltiples y variadas las escalas diseñadas para la evaluación y valoración del dolor, las más ampliamente utilizadas son las escalas analógicas.


La Escala visual analógica (EVA) es el método subjetivo más empleado por tener una mayor sensibilidad de medición, no emplea números ni palabras descriptivas. Requiere, no obstante, mayor capacidad de comprensión y colaboración por parte del paciente. Consiste en una línea de 10 cm de longitud, en los extremos se señala el nivel de dolor mínimo y máximo, el paciente debe marcar con una línea el lugar donde cree que corresponde la intensidad de su dolor.


Durante el curso del tratamiento, el paciente necesita un control continuo y su familia deberá recibir información completa y colaborar activamente, con el fin de lograr un estado en el que su dolor, en caso de no poder ser controlado totalmente, no interfiera con su situación funcional, intentando conseguir un adecuado balance entre analgesia y efectos adversos. 


Alcanzar la máxima calidad de vida es nuestra meta, también en el anciano.


BIBLIOGRAFÍA:

13 de marzo de 2012

TEMA 6

INTERVENCIÓN DE ENFERMERÍA PARA DISMINUIR LAS COMPLICACIONES DERIVADAS DE LA HOSPITALIZACIÓN EN LOS ANCIANOS

La hospitalización supone para el anciano, independientemente de la causa del ingreso, un factor de riesgo.

Durante la estancia en el hospital,  los ancianos se encuentran en un entorno desconocido, se ven sometidos a procedimientos diagnósticos y terapéuticos, a un mayor reposo que limita la capacidad de movimiento e incluso puede llega a generar inmovilidad y supresión sensorial, con la consiguiente dependencia, pérdida total o parcial de la autonomía, alteraciones cognitivas, depresión y trastornos nutricionales.


Como consecuencia, se puede producir una disminución en la calidad de vida del anciano, con aumento de la duración de las estancias hospitalarias, incrementando los costes, y con un aumento de las tasas de mortalidad. En ocasiones,  las alteraciones derivadas de la hospitalización exigen una atención en el domicilio del anciano que previamente no necesitaba e , incluso la situación generada puede llevar al ingreso de la persona mayor en un centro residencial.


Las complicaciones más comunes en el ámbito hospitalario referente a los pacientes geriátricos, sin relación con la enfermedad base son:
  • Aumento del riesgo de úlceras por presión.
  • Facilidad para las caídas, una de las principales causas de morbimortalidad en los ancianos.
  • Neumonías u otras infecciones.
  • Incontinencia fecal y/o urinaria.
  • Tromboembolismo.


Para prevenir dichas complicaciones, cobra gran importancia una valoración integral que determine los riesgos de deterioro funcional y de aparición de complicaciones para poder planificar cuidados específicos para la población anciana hospitalizada que minimicen o prevengan los principales problemas que puedan presentarse. Así mismo, se consideran de gran importancia aplicar cuidados de educación, al anciano y acompañante, durante la hospitalización para fomentar el autocuidado durante el ingreso y al alta.


Una intervención protocolizada en pacientes ancianos que ingresan en un hospital de agudos puede disminuir las complicaciones que conlleva la hospitalización.


BIBLIOGRAFÍA: Canga Armayor A.D, Narvaiza Solís M.J- Intervención de enfermería para disminuir las complicaciones derivadas de la hospitalización en los ancianos. Gerokomos. 2006; 17 (1): 24-31. Disponible en: http://scielo.isciii.es/scielo.php?pid=S1134928X2006000100003&script=sci_arttext&tlng=en

8 de marzo de 2012

TEMAS 3, 4 y 5


CONCORDANCIA ENTRE INDICES DE DEPENDENCIA EN LAS ACTIVIDADES DE LA VIDA DIARIA. EXPERIENCIA DE APLICACIÓN EN POBLACIÓN GERIÁTRICA DE ÁMBITO RURAL.

La tendencia al envejecimiento de la población comporta un incremento importante de las enfermedades crónicas y degenerativas con problemas de dependencia y/o déficit funcional, que requerirán a corto o largo plazo soporte familiar y un aumento de las prestaciones sociales y sanitarias. La disminución de la capacidad para desarrollar las actividades de la vida diaria puede ser un signo de pérdida de salud.


Toda evaluación geriátrica debe incluir, como uno de sus aspectos principales, la medición de forma organizada de la capacidad funcional del anciano. El epígrafe “función física” incluye muchas actividades, que en la práctica clínica se traducen en la dependencia o independencia para la realización de las actividades de la vida diaria, de las que depende la permanencia del anciano en su hogar.

Las AVD están referidas a las tareas propias del autocuidado. Los índices de Katz y Barthel valoran, en concreto: vestirse, deambular, bañarse, asearse, control de esfínteres y comer. Su alteración se produce, por lo general, de forma ordenada e inversa a la adquisición de las mismas en la infancia.


Los índices de Katz y de Barthel no producen diferencias en la clasificación de la dependencia de las personas. Únicamente existe cierta discrepancia en la valoración del grado de continencia: el índice de Katz refleja menos dependencia en la incontinencia que el índice de Barthel, ya que este último valora la continencia según sea fecal y/o urinaria.
Lo mismo sucede  con el  grado de movilidad que, utilizando el índice de Katz, refleja menos casos de dependencia que aplicando el índice de Barthel, ya que la  movilidad en este último se valora en 3 aspectos: transferencia, andar y subir y bajar escaleras.

Dado que en global no existen diferencias debe ser el equipo de enfermería el que consensúe el tipo de escala que utilizará para evaluar la dependencia de los ancianos en función de las características del servicio.



BIBLIOGRAFÍA: Fontana C, Estany J, Pujol J, Segarra  I, Jordan Y. Concordancia entre índices de dependencia  en las actividades de la vida diaria. Experiencia de aplicación en población geriátrica de ámbito rural. ENFERMERÍA CLÍNICA. 2002;12,(2):47-53.